El triste fin de Policarpo Quaresma y otros fragmentos

El triste fin de Policarpo Quaresma (fragmento)

Casarse, para ella, no era un asunto de pasión, ni formaba parte de sus sentimientos o sentidos; era una idea, una pura idea. Esa rudimentaria inteligencia suya había separado el amor, el placer de los sentidos, tal o cual libertad, la maternidad, incluso el novio, de la idea de casarse. Desde niña, oía a su mamá decir: “aprenda a hacer eso, porque cuando se case”… o sino: “Tiene que aprender a coser botones, porque cuando se case…”

A cada instante y hora le llegaba aquel “porque, cuando se case…” y la niña se fue convenciendo de que toda la existencia solo apuntaba al matrimonio. La formación, las satisfacciones íntimas, la alegría, todo eso era inútil; la vida se resumía en una sola cosa: casarse.

Además, no era solo en su familia que encontraba esa preocupación. En el colegio, en la calle, en casas de las familias conocidas, solo se hablaba de casarse. “Sabe, doña Maricota, la Lili se casó, no hizo un gran negocio, pues parece el novio no es la gran cosa”; o también: “La Zezé muere por casarse, pero es tan fea, ¡pero Dios!”. 

La vida, el mundo, la variedad intensa de los sentimientos, de las ideas, nuestro propio derecho a la felicidad, empezaron a parecer pequeñeces para aquel cerebrito; y, de tal forma, casarse se le representó como algo importante, una especie de deber: no casarse, quedar soltera, “tía”, le parecía un crimen, una vergüenza.

De naturaleza muy pobre, sin capacidad para sentir algo profunda e intensamente, sin cantidad emocional para la pasión o para un gran afecto, en su inteligencia se incrustó con tenacidad la idea de casarse como una obsesión.

El cementerio de los vivos (fragmento)

Me había preparado para todas las eventualidades de la vida. Me imaginé amarrado para ser fusilado, esforzándome para no temblar ni llorar; me imaginé asaltado por delincuentes y con el coraje para enfrentarlos; me imaginé reducido a la mayor miseria y la mendicidad; pero jamás pensé que tendría que pasar por aquel trance. Cómo es de difícil controlar el amor.

Recuerdos del escribano Isaías Caminha (fragmento)

Me invadía una indiferencia, una atonía, que me hacía vivir sin decidirme a intentar el mínimo paso para salir de la situación en que me hallaba.

Diario íntimo (fragmento)

Tengo veintisiete años, he hecho tonterías sin sacar nada positivo de ellas; ignoro si tengo cualidades naturales, escribo en estallidos; sin dinero, sin familia, cargado de dificultades y responsabilidades. Pero de todo eso, lo que más me angustia es sentir que no soy inteligente. Mulato, desorganizado, incomprensible e incomprendido, es la única cosa que me hincharía de satisfacción: ser inteligente, ¡muchísimo! La humanidad vive de la inteligencia, por la inteligencia y para la inteligencia, y yo, inteligente, entraría por la fuerza en la humanidad, es decir, en la gran humanidad de la que quiero formar parte.

O triste fim de Policarpo Quaresma (fragmento)

A todo instante e a toda hora, lá vinha aquele — «porque, quando você se casar…» – e a menina foi se convencendo de que toda a existência só tendia para o casamento. A instrução, as satisfações íntimas, a alegria, tudo isso era inútil; a vida se resumia numa coisa: casar.

De resto, não era só dentro de sua família que ela encontrava aquela preocupação. No colégio, na rua, em casa das famílias conhecidas, só se falava em casar. «Sabe, Dona Maricota, a Lili casou-se, não fez grande negócio, pois parece que o noivo não é lá grande coisa»; ou então: «A Zezé está doida para arranjar casamento, mas é tão feia, meu Deus!…»

A vida, o mundo, a variedade intensa dos sentimentos, das idéias, o nosso próprio direito à felicidade, foram parecendo ninharias para aquele cerebrozinho; e, de tal forma casar-se se lhe representou coisa importante, uma espécie de dever, que não se casar, ficar solteira, “tia”, parecia-lhe um crime, uma vergonha.

De natureza muito pobre, sem capacidade para sentir qualquer coisa profunda e intensamente, sem quantidade emocional para a paixão ou para um grande afeto, na sua inteligência a idéia de “casar-se” incrustou-se teimosamente como uma obsessão.

O cemitério dos vivos (fragmento)

Havia-me preparado para todas as eventualidades da vida. Imaginei-me amarrado para ser fuzilado, esforçando-me para não tremer nem chorar; imaginei-me assaltado por facínoras e ter coragem par enfrenta-los; supus-me reduzido à maior miséria e a mendigar; mas por aquele transe eu jamais pensei ter de passar. Como é difícil controlar o amor.

Recordações do Escrivão Isaías Caminha (fragmento)

Invadia-me uma indiferença, uma atonia, que me fazia viver sem me decidir a tentar o menor passo para sair da situação em que me achava.

Diário Íntimo (fragmento)

Estou com vinte e sete anos, tendo feito uma porção de bobagens, sem saber positivamente nada; ignorando se tenho qualidades naturais, escrevendo em explosões; sem dinheiro, sem família, carregado de dificuldades e responsabilidades. Mas de tudo isso, o que mais me amola é sentir que não sou inteligente. Mulato, desorganizado, incompreensível e incompreendido, era a única coisa que me encheria de satisfação, ser inteligente, muito e muito! A humanidade vive da inteligência, pela inteligência e para a inteligência, e eu, inteligente, entraria por força na humanidade, isto é, na grande humanidade de que quero fazer parte.

Alejandro Henao es administrador de empresas, especialista en finanzas y especialista en literatura. Vivió en Medellín y hace poco se trasladó a Bogotá.

Estudia y escribe cuento y poesía. Le interesan los textos en sus lenguas originales, especialmente en inglés, portugués y español. Leer poemas y cuentos en ediciones bilingües le ha permitido entender cómo la traducción es una continua toma de decisiones y cómo delimita linderos a los que el traductor se acoge o que se atreve a romper para crear un nuevo texto.