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Milagro y otros poemas

por Han Dong, traducción de Radina Dimitrova

Traducción del chino por Radina Dimitrova
Texto original de Han Dong
Imagen: «Honghe Hani Rice Terraces in Yunnan Province», fotografía de Jialiang Gao

Juego

Pasé junto a un árbol en flor
y seguí caminando adelante.
Pasé junto a otro árbol en flor
y también seguí adelante.
Después de mí, más gente pasó junto a más árboles en flor.
Un perrito levantó la pata trasera y orinó un árbol.
Algunos tomaban fotos, quizás hicieron ciertos comentarios.
Pasé junto a los aromas que flotaban en el aire,
pasé junto a las pláticas de la gente.

Tiernos pétalos cubrían todo
y la llovizna rociaba la tierra.
La gente pasaba encima y seguía adelante,
sólo el perrito olfateaba con gran empeño,
hasta que por fin llegó al árbol imponente.
Las almohadillas de sus patas brincaban en la sombra
como jugando con un semejante.

Campo de maíz

De noche pasaban muchas cosas extrañas.
Un hombre de blanco estaba en medio del maizal.
Mi abuelo materno se acercó y escuchó el sonido
de agua cayendo… Luego sólo había maíz en el campo.

Más alto que un hombre, el maíz agitaba
sus incontables brazos, cual si bailaba bajo la luz de la luna.
¿Qué fue lo que vio el abuelo: un fantasma o un ladrón?

Intrépido, llegó hasta el arroyo. Esa noche de verano,
la superficie del agua ondulaba, una serpiente verde
se enroscaba alrededor de una rana verde.
A pesar de la bruma, el abuelo vio claramente aquel color.

¿Habrá pensado que él mismo era un fantasma?
Qué ironía, ahora ya lo es. El fantasma tan querido
está en medio del maizal detrás de mi casa
y la luz de la luna tiñe su ropa de blanco…

Transformación

Nevó cuando me mudé de casa.
Nevó cuando me mudé al nuevo estudio.
Nevó después de que murió Estrella.
Empezando el año nuevo, también nevó.

Siempre la misma nieve.
Cubrió el camino por el que vine,
cayó sobre el tejado de mi estudio nuevo.
La ventana enmarcaba el bosque de bambú
arqueado bajo el peso níveo.
Una pala de nieve apoyada contra la puerta
invitaba a poner manos a la obra.

Cayó la noche, los trabajadores avanzaban por las calles,
intentaban regresar a sus hogares de calidez primaveral.
Yo también quería volver a mi nuevo lugar,
encender el aire acondicionado, la calefacción eléctrica,
intentarlo todo para calentar el cuarto.
En el ocaso, un rastro de nieve al pie del muro del patio
relumbraba como las cenizas tras la cremación de Estrella.

Cosecha de plantas

Aquellas plantas gigantes, cuyo nombre nadie sabía,
crecían en las aguas someras a las orillas del lago.
La barca llegó flotando, cual nube suspendida en el aire.
Los niños saltaron al agua y se pusieron de pie,
sus cabezas no alcanzaban la altura de las plantas.
Blandían sus machetes, talaban las plantas como si fueran árboles
y las dejaban flotar por un rato antes de arrastrarlas sobre la barca.
La cubierta quedó tapizada con sólo unas cuantas,
lucían tan verdes como las que aún crecían en el agua.
El sol poniente tiñó todo de oro, también la barca y las plantas.
Después, los niños arrojaron sus machetes y su ropa a la cubierta
y se pusieron a jugar en las aguas relumbrantes.

Así pasaron toda la tarde
hasta que alguien pisó una roca.
Tan pronto brotó ese rojo turbio, el cielo oscureció.
Las plantas en la barca perdieron su verdor, se marchitaron.
Los niños subieron a la cubierta, estaban tiritando.
La barca –cual sombra de nube– flotó a través del lago,
cruzó su vasta superficie iluminada por la luna.

Milagro

Una ráfaga de viento abrió la puerta,
o tal vez fue una mano que la empujó.
Sólo cuando brilla el sol la puerta no abre sola,
incluso si no está cerrada con llave.
Cuando él entró, se dio la tríada:
el empujón de la puerta, el soplo del viento
y la luz que irrumpió en ese instante.
Por eso es mi buen amigo, alguien a quien deseo ver.

Ya no recuerdo de qué platicamos.
Todo el tiempo mirábamos por la puerta.
No había camino ni coches,
sólo el ancho mar. ¿Acaso él
vino a contraluz desde el mar?
Cuando se fue, dejó el recuerdo de su entrada.
Caminó hasta entrar en mi corazón.

Qué fuerte late el corazón

Los campos quedaban lejos de nosotros,
rumbo a otro mundo.
Había tanta gente movilizada, y aún faltaba cruzar el río.
¡Cuánto barro! Él no lograba mantenerse de pie.
A partir de allí, todo era campos.

No debía alejarse del camino principal,
así que merodeaba por las orillas.
Su mamá se volteó para advertirlo que no se alejara.
Indeciso, él titubeaba entre ella y la carretera.

Su madre estaba tan feliz que empezó a bailar.
Hacía movimientos que él jamás había visto,
gritaba sonidos que nunca antes había oído.
Todo ello armonizaba con el rumor de los campos,
con las aves y los molinos, y tenía la misma naturaleza que el viento.
Poco a poco, sus padres se fusionaron con los campos,
hasta que ya no eran sus padres.

Él se detuvo ante un búfalo semejante a una pared.
Su papá le permitió acariciarlo: era negro como el carbón,
tembloroso, inquieto… Una sensación indescriptible.
Se emocionó un poco y volvió a tocarlo:
toda su manita se hundió en el amasijo de áspero pelaje.

24 de mayo de 2019

嬉戏

经过一棵开花的树
我向前走去。
又经过一棵开花的树
我又走过去了。
我之后,更多的人经过更多开花的树。
一只小狗抬起后腿对着树滋尿。
一些人拍照,可能还有一些议论。
我经过香气浮动
经过他们的交谈。

细密的花瓣飘落到地面上
小雨也飘落到地上
人们践踏而去。
只有那小狗使劲地嗅着
他终于够着了高大的树
把她踩在柔软的爪垫下
就像和同类嬉戏。

玉米地

很多奇异的事发生在夜晚
玉米地里站着一个白衣人。
外公走过去,听见落水的声音
这之后玉米地里就只有玉米。

比人还要高的玉米
在月光下舞动无数条手臂
外公看见的是一个鬼,还是一个贼?

大胆的外公一直走到了小河边
夏夜的水面上有一些动静
一条绿蛇缠住一只绿蛙
即使在朦胧中外公也看清了那绿色。

他是否会觉得自己也是一个鬼?
但至少,现在已经是了。
亲爱的鬼站在我家屋后的玉米地里
月色染白了他的衣服。

变化

搬家以后,下了一场雪。
搬进新的工作室,下了一场雪。
星星死后,下了一场雪。
跨入新年,下了一场雪。

这是同一场雪
覆盖了我走来的路
雪落在新居的屋顶上
窗外的竹林已被压弯。
门前戗着一把铁锨
你可以自己动手铲雪。

傍晚时分,下班的人在街上走着
努力回到温暖如春的家里
我也要回到一个新地方
打开空调、电暖气
努力使室内升温。
暮色中院子的墙脚上有一堆残雪
像星星火化后留下的骨灰。

割草记

那些不知名的巨草长在湖边的浅水里
船像云一样飘在它的半空。
船上的孩子跳进水里站起来
就没有那些草高了。
挥舞柴刀,砍树一样他们把草砍倒
拖上木船以前在水面上漂上一阵
几棵巨草就铺满了船舱
和仍然站在水里的草一样绿。
夕阳无一例外,把船和草涂成金色。
之后,孩子们把柴刀和衣服扔上船去
开始在明晃晃的水里玩耍。

整整一个下午
直到有人踩到了石头
那股浑浊的红色冒上来以后天就突然黑了。
船上的青草失色,像枯草一样。
孩子们上船,瑟索着。
船像云影一样漂过月下宽阔的湖面。

奇迹

门被一阵风吹开
或者被一只手推开。
只有阳光的时候
那门即使没锁也不会自动打开。
他进来的时候是这三者合一
推门、带着风,阳光同时泻入。
所以说他是亲切的人,是我想见到的人。

聊了些什么我不记得了
当时我们始终看向门外。
没有道路或车辆
只有一片海。难道说
他是从海上逆着阳光而来的吗?
他走了,留下一个进入的记忆。
他一直走进了我心里。

心儿怦怦跳

田野离我们很远
去往另一个世界。
兴师动众,还要过江。
那么多的泥巴,他站也站不稳
就像从此以后就都是田野了。

不要离大路太远
就在它的边缘徘徊。
妈妈回过身,招呼他走得更深一些
在妈妈和那条大路之间他犹豫不决。

她那么开心,开始舞蹈
做出他从没有见过的动作
喊出他从没有听过的声音。
和田野里的响动倒很符合
和鸟儿呀、风车呀,和风是一种性质。
他们渐渐地和田野同质
不再是他的父母了。

他在一堵墙壁似的水牛前面停下
爸爸让他摸牛,黑不溜秋的
颤抖的,移动的……难以言喻。
他有一点兴奋,又摸了一下
整张小手都埋在了那片粗粝的乱毛里。

2019.5.24

嬉戏

经过一棵开花的树
我向前走去。
又经过一棵开花的树
我又走过去了。
我之后,更多的人经过更多开花的树。
一只小狗抬起后腿对着树滋尿。
一些人拍照,可能还有一些议论。
我经过香气浮动
经过他们的交谈。

细密的花瓣飘落到地面上
小雨也飘落到地上
人们践踏而去。
只有那小狗使劲地嗅着
他终于够着了高大的树
把她踩在柔软的爪垫下
就像和同类嬉戏。

玉米地

很多奇异的事发生在夜晚
玉米地里站着一个白衣人。
外公走过去,听见落水的声音
这之后玉米地里就只有玉米。

比人还要高的玉米
在月光下舞动无数条手臂
外公看见的是一个鬼,还是一个贼?

大胆的外公一直走到了小河边
夏夜的水面上有一些动静
一条绿蛇缠住一只绿蛙
即使在朦胧中外公也看清了那绿色。

他是否会觉得自己也是一个鬼?
但至少,现在已经是了。
亲爱的鬼站在我家屋后的玉米地里
月色染白了他的衣服。

变化

搬家以后,下了一场雪。
搬进新的工作室,下了一场雪。
星星死后,下了一场雪。
跨入新年,下了一场雪。

这是同一场雪
覆盖了我走来的路
雪落在新居的屋顶上
窗外的竹林已被压弯。
门前戗着一把铁锨
你可以自己动手铲雪。

傍晚时分,下班的人在街上走着
努力回到温暖如春的家里
我也要回到一个新地方
打开空调、电暖气
努力使室内升温。
暮色中院子的墙脚上有一堆残雪
像星星火化后留下的骨灰。

割草记

那些不知名的巨草长在湖边的浅水里
船像云一样飘在它的半空。
船上的孩子跳进水里站起来
就没有那些草高了。
挥舞柴刀,砍树一样他们把草砍倒
拖上木船以前在水面上漂上一阵
几棵巨草就铺满了船舱
和仍然站在水里的草一样绿。
夕阳无一例外,把船和草涂成金色。
之后,孩子们把柴刀和衣服扔上船去
开始在明晃晃的水里玩耍。

整整一个下午
直到有人踩到了石头
那股浑浊的红色冒上来以后天就突然黑了。
船上的青草失色,像枯草一样。
孩子们上船,瑟索着。
船像云影一样漂过月下宽阔的湖面。

奇迹

门被一阵风吹开
或者被一只手推开。
只有阳光的时候
那门即使没锁也不会自动打开。
他进来的时候是这三者合一
推门、带着风,阳光同时泻入。
所以说他是亲切的人,是我想见到的人。

聊了些什么我不记得了
当时我们始终看向门外。
没有道路或车辆
只有一片海。难道说
他是从海上逆着阳光而来的吗?
他走了,留下一个进入的记忆。
他一直走进了我心里。

心儿怦怦跳

田野离我们很远
去往另一个世界。
兴师动众,还要过江。
那么多的泥巴,他站也站不稳
就像从此以后就都是田野了。

不要离大路太远
就在它的边缘徘徊。
妈妈回过身,招呼他走得更深一些
在妈妈和那条大路之间他犹豫不决。

她那么开心,开始舞蹈
做出他从没有见过的动作
喊出他从没有听过的声音。
和田野里的响动倒很符合
和鸟儿呀、风车呀,和风是一种性质。
他们渐渐地和田野同质
不再是他的父母了。

他在一堵墙壁似的水牛前面停下
爸爸让他摸牛,黑不溜秋的
颤抖的,移动的……难以言喻。
他有一点兴奋,又摸了一下
整张小手都埋在了那片粗粝的乱毛里。

2019.5.24

Juego

Pasé junto a un árbol en flor
y seguí caminando adelante.
Pasé junto a otro árbol en flor
y también seguí adelante.
Después de mí, más gente pasó junto a más árboles en flor.
Un perrito levantó la pata trasera y orinó un árbol.
Algunos tomaban fotos, quizás hicieron ciertos comentarios.
Pasé junto a los aromas que flotaban en el aire,
pasé junto a las pláticas de la gente.

Tiernos pétalos cubrían todo
y la llovizna rociaba la tierra.
La gente pasaba encima y seguía adelante,
sólo el perrito olfateaba con gran empeño,
hasta que por fin llegó al árbol imponente.
Las almohadillas de sus patas brincaban en la sombra
como jugando con un semejante.

Campo de maíz

De noche pasaban muchas cosas extrañas.
Un hombre de blanco estaba en medio del maizal.
Mi abuelo materno se acercó y escuchó el sonido
de agua cayendo… Luego sólo había maíz en el campo.

Más alto que un hombre, el maíz agitaba
sus incontables brazos, cual si bailaba bajo la luz de la luna.
¿Qué fue lo que vio el abuelo: un fantasma o un ladrón?

Intrépido, llegó hasta el arroyo. Esa noche de verano,
la superficie del agua ondulaba, una serpiente verde
se enroscaba alrededor de una rana verde.
A pesar de la bruma, el abuelo vio claramente aquel color.

¿Habrá pensado que él mismo era un fantasma?
Qué ironía, ahora ya lo es. El fantasma tan querido
está en medio del maizal detrás de mi casa
y la luz de la luna tiñe su ropa de blanco…

Transformación

Nevó cuando me mudé de casa.
Nevó cuando me mudé al nuevo estudio.
Nevó después de que murió Estrella.
Empezando el año nuevo, también nevó.

Siempre la misma nieve.
Cubrió el camino por el que vine,
cayó sobre el tejado de mi estudio nuevo.
La ventana enmarcaba el bosque de bambú
arqueado bajo el peso níveo.
Una pala de nieve apoyada contra la puerta
invitaba a poner manos a la obra.

Cayó la noche, los trabajadores avanzaban por las calles,
intentaban regresar a sus hogares de calidez primaveral.
Yo también quería volver a mi nuevo lugar,
encender el aire acondicionado, la calefacción eléctrica,
intentarlo todo para calentar el cuarto.
En el ocaso, un rastro de nieve al pie del muro del patio
relumbraba como las cenizas tras la cremación de Estrella.

Cosecha de plantas

Aquellas plantas gigantes, cuyo nombre nadie sabía,
crecían en las aguas someras a las orillas del lago.
La barca llegó flotando, cual nube suspendida en el aire.
Los niños saltaron al agua y se pusieron de pie,
sus cabezas no alcanzaban la altura de las plantas.
Blandían sus machetes, talaban las plantas como si fueran árboles
y las dejaban flotar por un rato antes de arrastrarlas sobre la barca.
La cubierta quedó tapizada con sólo unas cuantas,
lucían tan verdes como las que aún crecían en el agua.
El sol poniente tiñó todo de oro, también la barca y las plantas.
Después, los niños arrojaron sus machetes y su ropa a la cubierta
y se pusieron a jugar en las aguas relumbrantes.

Así pasaron toda la tarde
hasta que alguien pisó una roca.
Tan pronto brotó ese rojo turbio, el cielo oscureció.
Las plantas en la barca perdieron su verdor, se marchitaron.
Los niños subieron a la cubierta, estaban tiritando.
La barca –cual sombra de nube– flotó a través del lago,
cruzó su vasta superficie iluminada por la luna.

Milagro

Una ráfaga de viento abrió la puerta,
o tal vez fue una mano que la empujó.
Sólo cuando brilla el sol la puerta no abre sola,
incluso si no está cerrada con llave.
Cuando él entró, se dio la tríada:
el empujón de la puerta, el soplo del viento
y la luz que irrumpió en ese instante.
Por eso es mi buen amigo, alguien a quien deseo ver.

Ya no recuerdo de qué platicamos.
Todo el tiempo mirábamos por la puerta.
No había camino ni coches,
sólo el ancho mar. ¿Acaso él
vino a contraluz desde el mar?
Cuando se fue, dejó el recuerdo de su entrada.
Caminó hasta entrar en mi corazón.

Qué fuerte late el corazón

Los campos quedaban lejos de nosotros,
rumbo a otro mundo.
Había tanta gente movilizada, y aún faltaba cruzar el río.
¡Cuánto barro! Él no lograba mantenerse de pie.
A partir de allí, todo era campos.

No debía alejarse del camino principal,
así que merodeaba por las orillas.
Su mamá se volteó para advertirlo que no se alejara.
Indeciso, él titubeaba entre ella y la carretera.

Su madre estaba tan feliz que empezó a bailar.
Hacía movimientos que él jamás había visto,
gritaba sonidos que nunca antes había oído.
Todo ello armonizaba con el rumor de los campos,
con las aves y los molinos, y tenía la misma naturaleza que el viento.
Poco a poco, sus padres se fusionaron con los campos,
hasta que ya no eran sus padres.

Él se detuvo ante un búfalo semejante a una pared.
Su papá le permitió acariciarlo: era negro como el carbón,
tembloroso, inquieto… Una sensación indescriptible.
Se emocionó un poco y volvió a tocarlo:
toda su manita se hundió en el amasijo de áspero pelaje.

24 de mayo de 2019

Radina Plamenova Dimitrova es sinóloga, traductora y docente de lengua china y de traducción chino-español en la ENALLT (UNAM, México). Licenciada y Maestra en Sinología, Maestra en Literatura china antigua, y egresada del Doctorado del CEAÁ (Colmex), en temas de literatura clásica china. Creadora de la plataforma en línea “CUENTOS CHINOS: Los proverbios chinos y sus historias”. Acreedora de diversos premios de traducción, como el Premio Internacional de traducción de obras excelentes de la literatura china contemporánea (Asociación de Traductores de China, 2014). Ha traducido los poemarios El trabajo del poeta de Lan Lan (UACh, 2021) y En mi vida anterior fui zapatero de Wang Yin (RIL, 2021), también la colección de cuentos El renacer de los secretos de Yan Xiu (Nuevohacer, 2023). Sus traducciones literarias y académicas se han publicado en México, Chile, Argentina, Colombia, Honduras, España, Bulgaria y China.